sábado, 21 de diciembre de 2013

La Actitud Del Cristiano Hacia Este Mundo

 
Introducción: Las Escrituras hablan vivamente de este mundo y la relación que el cristiano debe tener hacia él. Debemos entender lo que las Escrituras enseñan sobre el tema y desarrollar la actitud hacia este mundo que está en harmonía con la verdad. La actitud apropiada será siempre la que está basada en la verdad.      1.    La palabra “mundo” es usada en varios sentidos en las escrituras: a. El universo físico (Juan 17:5, 24). b. Los habitantes (Juan 3:16; Juan 17:21). c. El siglo o dispensación. (Mateo 12:32; 13:39, 40). d. El orden, esfera o cosmos del mal (1 Juan 2:15-17).  
I.    El cristiano tiene que reconocer que el reino de Cristo no es de este mundo. (Juan 18:36).     A.    Es diferente a otros reinos.            1.    No se estableció como otros reinos son establecidos.            2.    El Rey no es un héroe triunfante como en los reinos de hombres.            3.    No detiene a sus sujetos por medio de fuerza, sino por medio de amor.            4.    Su propósito es espiritual, no material.            5.    Es eterno. (Dan. 2:44; Heb. 12:28).     B.    Como sujetos del reino, cristianos no deben ser de “este mundo”. El discípulo no es superior a su maestro.              (Lucas 6:40).           1.    Que los hijos de Dios sean de este mundo es exhibir traición ante Dios. (Mat. 6:24; 12:30). Servimos a                   Jehová Dios o al “dios de este siglo.” (2 Cor. 4:4).           2.    Hay cristianos hoy día que tienen la actitud equivocada hacia el reino de Cristo. Tienen casi un ansia                   insaciable de hacerlo de “este mundo.” ¿Cómo?                  a.    Al abogar que el trabajo de la iglesia es participar en proyectos que Cristo nunca le ordeno para que                          fuese la obra de Su reino. ¡Recreación, benevolencia mundial, movimientos juveniles y salas sociales                          son solamente algunas de estas!                  b.    Adoptando suplicas carnales de este mundo y anzuelos artificiales para incrementar membrecía. El                          evangelio es el poder de Dios para atraer. (Rom. 1:16; Juan 7:44-45; 6:26).                   c.    Servir al dinero, fama y la gloria del hombre.                   d.    Minimizando o rebajando la predicación de la palabra de Dios para complacer al hombre. (Gál. 1:10).    
II.    La actitud del cristiano hacia este mundo consiste en reconocer que: A. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. (Juan 17:14-16). “en tal caso os sería necesario salir del mundo. (1 Cor. 5:10; 15:33). B. No debemos amar este mundo. (1 Juan 2:15-17; 2 Tim. 4:10). El amor que hombres hospedan por este mundo es un deseo maligno.  C. Amistad con el mundo es enemistad para con Dios. (Santiago 4:4; Tito 2:12).  D. No debemos conformarnos a este mundo. (Rom. 12:1-2). E. Nuestra alma es más valiosa que todo el mundo. (Marcos 8:36-37). F. Las preocupaciones de este mundo pueden ahogar la palabra y causar que el hijo de Dios sea infiel. (Mateo 13:22). G. Debemos usar las riquezas de injusticia de este mundo para hacer tesoros en el cielo. (Mateo 6:19-20; Lucas 16:9).   
Conclusión: El cristiano debe vivir en este mundo, pero no ser de este mundo. ¡Debe conquistar o ser conquistado! Nunca podremos servir a este mundo y estar con Dios en el mundo eterno venidero.  

La Actitud Del Cristiano Hacia Si Mismo

La Actitud Del Cristiano Hacia Si Mismo 

Introducción: El cristianismo es primordialmente una religión individual. Eleva y exalta al individuo. Gran responsabilidad es puesta sobre el individuo. Siendo verdad estos hechos, no nos asombra cuando mucho de las Escrituras habla acerca  de lo que el cristiano debe hacer con sí mismo. Uno no puede hacer la cosa apropiada con uno mismo si su actitud no es la correcta hacia sí mismo.   
I.    El cristiano debe considerarse en muchos respectos como su más grande enemigo.      A.    Más grande que Satanás y el mundo pues estos necesitan la cooperación de uno mismo para conquistar a              cualquiera. (Santiago 4:7; 1 Juan 5:4).     B.    Uno mismo es la única cosa que puede separar al cristiano de Dios. (Rom. 8:31-39; Juan 10:27-29). Este factor              es la clave detrás de la hermosa verdad en estos pasajes.      C.    El factor que muchos fallan en reconocer el poder de sí mismos y nunca lo ven como un enemigo  lo hace aun              más poderoso y mortal que cualquier otro enemigo. Es una “quinta columna” que debe ser derrotada.   
II.    La actitud del cristiano hacia sí mismo es la de una evaluación apropiada. Muchos nunca se ven a sí mismos          tal como son. ¿Qué es una evaluación apropiada? A. No tener más alto concepto de sí mismo. (Rom. 12:3; Prov. 16:18; 25:17). B. Debe conocer y probar a sí mismo. (Gál. 6:3-4). C. Hacer una constante exanimación de sí mismo. (2 Cor. 13:5). D. Considerarse a sí mismo. (Gál. 6:1). E. Estimar a otros superiores a sí mismo. (Fil. 2:3). No como el fariseo en Lucas 18:9-13  
III.    Las Escrituras enseñan que el cristiano debe poseer la actitud de conquistar a sí mismo. Conquistar a si           mismo requiere: A. Negarse a sí mismo. (Mateo 16:24-26). Esta es la razón por la cual muchos nunca se hacen cristianos y el porqué algunos cristianos no son fieles a Dios.  B. No vivir solamente para sí mismo. (Fil. 2:4). “¿Qué hacéis de mas?” (Mateo 5:46-47). 1. Egoísmo es una de las grandes maldiciones sobre la tierra.  2. El egoísta bendice al mundo cuando muere. (Lucas 12:15-21). C. No engañarse a uno mismo. Esto se puede hacer al: 1. Decir que no tenemos pecados. (1 Juan 1:8). 2. Oír pero no hacer. (Santiago 1:22-25). 3. Pensar que somos algo, cuando no somos nada. (Gál. 6:3). 4. Ignorar que cosecharemos lo que sembramos. (Gál. 6:7-8). D. Aprender control propio. (1 Cor. 9:27; Col. 3:1-7). Debemos añadir control propio como parte de la vida del cristiano. (2 Ped. 1:6). E. Limpiarnos de toda contaminación. (2 Cor. 7:1; Santiago 4:8; 1 Juan 1:9). F. Salvarnos a nosotros mismos. (Hechos 2:40; 1 Tim. 4:16).  
Conclusión: Nada ni nadie puede alejarnos del cielo…. Excepto UNO MISMO en desobediencia. Dios no nos abandonara. Si hay un abandonamiento, será de parte NUESTRA “…aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18). 
hno: guillermo alvarez

martes, 22 de enero de 2013

JARDINERÍA. LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO

JARDINERÍA. LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO

SI TE PERDISTEIS EL AMANECER DE HOY NO IMPORTA DIOS ARA OTRO PARA TI MAÑANA. SI CREES QUE LA MONA LISA ES BELLA ES PORQUE NO AS VISTO LA OBRA MAESTRA EN EL ESPEJO.

domingo, 9 de diciembre de 2012

viernes, 16 de noviembre de 2012

LAS PROFETISAS DE LA BIBLIA

LAS PROFETISAS DE LA BIBLIA

La Biblia menciona a cinco mujeres como profetisas: Dos fueron verdaderas profetisas: a Hulda (2 Reyes 22.14; 2 Crónicas 34.22), y a Ana (Lucas 2.36), y dos fueron falsas profetisas: a Noadías (Nehemías 6.14) y a la Jezabel apoca- líptica (Apocalipsis 2.20). No se mencionan el nombre de la esposa de Isaías, a la cual se le llamaba profetisa (Isaías 8.3), ni el de las hijas de Felipe (Hechos 21.9), las cuales profetizaron durante los primeros días de la iglesia.
A Hulda la consultaban en privado represen- tantes del rey (2 Reyes 22.14–20; 2 Crónicas 34.22–28). No hay versículo que indique que ella tomara el liderazgo en asuntos espirituales ni que le dirigiera la palabra a la congregación del pueblo de Dios.
Ana estaba continuamente en el templo. Des- pués de ver al bebé Jesús, ella “hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (Lucas 2.38b). Nos se nos dice cuán largas son sus profecías, ni el lugar que ocupara en el templo, ni si ella le profetizaba a individuos o a grandes reuniones de personas. Las mujeres podían entrar en el atrio de las mujeres, pero no podían pasar más adentro en el templo, donde sólo los varones israelitas, purificados mediante ceremonias, eran los que podían entrar. Podemos suponer que Ana profetizara en forma regular, pero no podemos probar que las profecías de ella fueran más que declaraciones acerca del
nacimiento del Mesías, dichas a los que pasaban por allí. En la Biblia no hay indicios concluyentes en el sentido de que ella profetizara al frente de asambleas formales, ni de que lo hiciera como parte de los servicios del templo.
No hay suficiente información en cuanto a la esposa de Isaías, que nos ayude a entender lo que ella hacía. Ella podía haber sido llamada profetisa simplemente porque era la esposa de un profeta, de lo contrario, podía haber profe- tizado. Si ella profetizaba, no sabemos qué era lo que profetizaba, ni dónde, ni cuándo ni a quién lo hacía. Lo mismo se puede decir de las hijas vírgenes de Felipe.
Las únicas palabras proféticas pronunciadas por una profetisa, que se encuentran en la Biblia, son las de Hulda (2 Reyes 22.14–22) y las de María (Éxodo 15.20–21). Estas profecías no fueron dirigidas a una asamblea pública de hombres y de mujeres. No tenemos información acerca de alguna profetisa que escribiera palabras proféticas. No hay palabras bíblicas que indiscutiblemente declaren, que alguna mujer, ya sea del Antiguo, como del Nuevo Testamento, le dirigiera la palabra a una reunión pública, formal, con fines religiosos, del pueblo de Dios. Dios usó a hombres para que les dirigieran la palabra a congregaciones del pueblo de Dios y para que escribieran las Sagradas Escrituras.


Extrato tomado de la verdad para hoy

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