LAS PROFETISAS DE LA BIBLIA
La Biblia menciona a cinco mujeres como profetisas: Dos fueron verdaderas profetisas: a Hulda (2 Reyes 22.14; 2 Crónicas 34.22), y a Ana (Lucas 2.36), y dos fueron falsas profetisas: a Noadías (Nehemías 6.14) y a la Jezabel apoca- líptica (Apocalipsis 2.20). No se mencionan el nombre de la esposa de Isaías, a la cual se le llamaba profetisa (Isaías 8.3), ni el de las hijas de Felipe (Hechos 21.9), las cuales profetizaron durante los primeros días de la iglesia.
A Hulda la consultaban en privado represen- tantes del rey (2 Reyes 22.14–20; 2 Crónicas 34.22–28). No hay versículo que indique que ella tomara el liderazgo en asuntos espirituales ni que le dirigiera la palabra a la congregación del pueblo de Dios.
La Biblia menciona a cinco mujeres como profetisas: Dos fueron verdaderas profetisas: a Hulda (2 Reyes 22.14; 2 Crónicas 34.22), y a Ana (Lucas 2.36), y dos fueron falsas profetisas: a Noadías (Nehemías 6.14) y a la Jezabel apoca- líptica (Apocalipsis 2.20). No se mencionan el nombre de la esposa de Isaías, a la cual se le llamaba profetisa (Isaías 8.3), ni el de las hijas de Felipe (Hechos 21.9), las cuales profetizaron durante los primeros días de la iglesia.
A Hulda la consultaban en privado represen- tantes del rey (2 Reyes 22.14–20; 2 Crónicas 34.22–28). No hay versículo que indique que ella tomara el liderazgo en asuntos espirituales ni que le dirigiera la palabra a la congregación del pueblo de Dios.
Ana estaba continuamente en el templo. Des- pués de ver al bebé Jesús, ella “hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (Lucas 2.38b). Nos se nos dice cuán largas son sus profecías, ni el lugar que ocupara en el templo, ni si ella le profetizaba a individuos o a grandes reuniones de personas. Las mujeres podían entrar en el atrio de las mujeres, pero no podían pasar más adentro en el templo, donde sólo los varones israelitas, purificados mediante ceremonias, eran los que podían entrar. Podemos suponer que Ana profetizara en forma regular, pero no podemos probar que las profecías de ella fueran más que declaraciones acerca del
nacimiento del Mesías, dichas a los que pasaban por allí. En la Biblia no hay indicios concluyentes en el sentido de que ella profetizara al frente de asambleas formales, ni de que lo hiciera como parte de los servicios del templo.
No hay suficiente información en cuanto a la esposa de Isaías, que nos ayude a entender lo que ella hacía. Ella podía haber sido llamada profetisa simplemente porque era la esposa de un profeta, de lo contrario, podía haber profe- tizado. Si ella profetizaba, no sabemos qué era lo que profetizaba, ni dónde, ni cuándo ni a quién lo hacía. Lo mismo se puede decir de las hijas vírgenes de Felipe.
Las únicas palabras proféticas pronunciadas por una profetisa, que se encuentran en la Biblia, son las de Hulda (2 Reyes 22.14–22) y las de María (Éxodo 15.20–21). Estas profecías no fueron dirigidas a una asamblea pública de hombres y de mujeres. No tenemos información acerca de alguna profetisa que escribiera palabras proféticas. No hay palabras bíblicas que indiscutiblemente declaren, que alguna mujer, ya sea del Antiguo, como del Nuevo Testamento, le dirigiera la palabra a una reunión pública, formal, con fines religiosos, del pueblo de Dios. Dios usó a hombres para que les dirigieran la palabra a congregaciones del pueblo de Dios y para que escribieran las Sagradas Escrituras.
Extrato tomado de la verdad para hoy
Visite. http://apologiabiblica.com/
nacimiento del Mesías, dichas a los que pasaban por allí. En la Biblia no hay indicios concluyentes en el sentido de que ella profetizara al frente de asambleas formales, ni de que lo hiciera como parte de los servicios del templo.
No hay suficiente información en cuanto a la esposa de Isaías, que nos ayude a entender lo que ella hacía. Ella podía haber sido llamada profetisa simplemente porque era la esposa de un profeta, de lo contrario, podía haber profe- tizado. Si ella profetizaba, no sabemos qué era lo que profetizaba, ni dónde, ni cuándo ni a quién lo hacía. Lo mismo se puede decir de las hijas vírgenes de Felipe.
Las únicas palabras proféticas pronunciadas por una profetisa, que se encuentran en la Biblia, son las de Hulda (2 Reyes 22.14–22) y las de María (Éxodo 15.20–21). Estas profecías no fueron dirigidas a una asamblea pública de hombres y de mujeres. No tenemos información acerca de alguna profetisa que escribiera palabras proféticas. No hay palabras bíblicas que indiscutiblemente declaren, que alguna mujer, ya sea del Antiguo, como del Nuevo Testamento, le dirigiera la palabra a una reunión pública, formal, con fines religiosos, del pueblo de Dios. Dios usó a hombres para que les dirigieran la palabra a congregaciones del pueblo de Dios y para que escribieran las Sagradas Escrituras.
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